24 de agosto de 2025
¿Invadirá Estados Unidos a Venezuela? Análisis de la Escalada de Tensiones
Santo Domingo, 24 de agosto de 2025 | 19:57 AST
La posibilidad de una intervención militar estadounidense en Venezuela ha generado intensos debates en el ámbito internacional, especialmente tras las recientes acciones de la administración del presidente Donald Trump. Según el análisis de Ricardo Israel, publicado el 23 de agosto de 2025, la caída del régimen de Nicolás Maduro no es ya una hipótesis, sino una cuestión de tiempo y forma. Sin embargo, la pregunta clave es si estas acciones culminarán en una invasión o en una estrategia de presión para forzar un cambio interno sin un conflicto prolongado.
Contexto de la Escalada
Estados Unidos ha desplegado una fuerza militar significativa en el Caribe, incluyendo tres destructores de misiles guiados (USS Gravely, USS Jason Dunham, USS Sampson), un grupo anfibio con 4,000 a 4,500 efectivos (incluyendo 2,200 marines), aviones de vigilancia P-8A Poseidon y al menos un submarino de ataque. Este movimiento, descrito oficialmente como parte de una operación antidrogas, apunta al combate del Cartel de los Soles, supuestamente liderado por Maduro, y otras organizaciones criminales como el Tren de Aragua, designadas como terroristas por Washington en febrero de 2025.
Además, la Casa Blanca duplicó la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro a 50 millones de dólares, acusándolo de liderar un narcoestado aliado con grupos como el ELN, las FARC y Hezbolá. Esta narrativa se refuerza con declaraciones de altos funcionarios, como el secretario de Estado Marco Rubio y el director de la DEA, Terry Cole, quienes han calificado al régimen como una amenaza a la seguridad nacional estadounidense debido a su rol en el tráfico de drogas y la migración masiva ilegal.
¿Una Invasión Inminente?
A pesar del despliegue militar, una invasión directa parece poco probable por varias razones. Primero, la fuerza movilizada, aunque formidable, no es suficiente para ocupar un país del tamaño de Venezuela. La experiencia de intervenciones pasadas, como la invasión de Panamá en 1989 (que requirió más de 30,000 efectivos) o la caótica ocupación de Irak en 2003, sugiere que Estados Unidos busca evitar un compromiso militar prolongado y costoso.
En cambio, la estrategia parece centrarse en ejercer “máxima presión” para desestabilizar al régimen desde dentro. Esto incluye sanciones, aislamiento diplomático y el estímulo de un golpe interno, posiblemente entre las fuerzas armadas venezolanas, como se intentó sin éxito en 2018 y 2019. La declaración de que Maduro no es un presidente legítimo, respaldada por la acusación de fraude en las elecciones del 28 de julio de 2024, cumple con requisitos legales estadounidenses establecidos desde la era Reagan, que prohíben acciones contra gobiernos democráticamente electos.
Respuesta de Venezuela
Maduro ha reaccionado con una retórica desafiante, movilizando a 4.5 millones de milicianos y suspendiendo el uso de drones en el espacio aéreo venezolano, medidas que algunos analistas consideran más simbólicas que efectivas. El régimen cuenta con armamento ruso y chino, como los sistemas antiaéreos S-300VM y misiles antibuques C-802A, pero su capacidad operativa es cuestionable debido a sanciones y la crisis económica. Maduro también ha denunciado las acciones de Estados Unidos como una amenaza imperialista, buscando consolidar apoyo interno y de aliados como Rusia, China e Irán.
Reacciones Regionales e Internacionales
La comunidad internacional está dividida. Países como México, Colombia y Cuba han rechazado el despliegue militar estadounidense, advirtiendo sobre riesgos de desestabilización regional y una posible crisis migratoria. Brasil, aunque crítico con Maduro, aboga por una solución no militar y ha descartado permitir el uso de su territorio para operaciones contra Venezuela. Por otro lado, figuras opositoras venezolanas, como María Corina Machado, han respaldado las acciones de Trump, viéndolas como un paso hacia la caída del régimen.
Análisis: ¿Hacia Dónde Va Esto?
La estrategia de Estados Unidos parece diseñada para evitar una invasión directa, priorizando una operación de “entrada y salida” o un colapso interno del régimen. La movilización militar actúa como una herramienta de disuasión y presión, buscando fracturar la lealtad de las fuerzas armadas venezolanas o incitar protestas populares, como las ocurridas tras las elecciones de julio de 2024. Sin embargo, una acción militar prolongada traería riesgos significativos: violaciones al derecho internacional, reacciones adversas en la región y el peligro de un conflicto que involucre a potencias como Rusia o China.
Por otro lado, la oposición venezolana enfrenta el desafío de capitalizar esta presión externa. La clave, según Israel, está en si los venezolanos volverán a las calles y si el discurso opositor logra penetrar en las fuerzas armadas o en los sectores que aún apoyan al chavismo. La historia reciente, con intentos fallidos de cambio en 2018 y 2019, subraya la necesidad de una oposición unificada y una estrategia clara para una transición efectiva.
Conclusión
Aunque la retórica y los movimientos militares de Estados Unidos han elevado las tensiones a niveles sin precedentes, una invasión a gran escala no parece ser el objetivo principal. La administración Trump busca forzar un cambio de régimen mediante presión económica, diplomática y militar, sin comprometerse a una ocupación prolongada. Sin embargo, el éxito de esta estrategia depende de factores internos en Venezuela, como la disposición de la oposición y la posible defección de militares clave. El desenlace no solo determinará el futuro de Venezuela, sino que también podría redefinir la dinámica geopolítica de América Latina en los próximos años.