21 de agosto de 2025
La empatía: una herramienta poderosa en la crianza y en la vida
Hablar de empatía se ha vuelto común, pero vivirla de forma práctica en nuestras relaciones, y especialmente en la crianza de los hijos, sigue siendo un gran reto.
Yésica Abreu
En la cultura dominicana, donde el día a día está cargado de responsabilidades, trabajo, tráfico, compromisos sociales y las exigencias de la familia, la empatía se convierte en una pieza clave para crear vínculos más sanos y un ambiente de paz en el hogar.


¿Qué es realmente la empatía?
La empatía no es solo “ponerse en los zapatos del otro”. Es también detenernos un momento, escuchar sin juzgar, validar emociones y reconocer que cada persona, incluyendo nuestros hijos, tiene un mundo interior que merece ser respetado. En palabras simples: la empatía nos invita a sentir con los demás, no solo a observarlos desde fuera.
El impacto de la empatía en la crianza
Cuando una madre o un padre responde con empatía, el hogar se transforma. Algunos de los efectos más visibles son:
1. Construcción de confianza: Los niños aprenden que pueden abrirse sin miedo a ser juzgados.
2. Mejor comunicación: Se generan conversaciones más sinceras y fluidas.
3. Menos conflictos: Comprender lo que sienten nuestros hijos reduce las peleas innecesarias.
4. Mayor apoyo emocional: Ellos saben que no están solos en lo que sienten.
5. Autonomía y ejemplo positivo: La empatía enseña respeto mutuo y prepara a los hijos para ser adultos más conscientes.
¿Y los adultos?
Practicar la empatía no solo impacta en la crianza, también en nuestras relaciones de pareja, laborales y sociales. Escuchar activamente, validar emociones y evitar respuestas impulsivas crea ambientes más sanos y nos convierte en agentes de cambio en cualquier entorno.

Una tarea diaria
Ser empático no significa no poner límites, ni dejar que todo pase. Se trata de establecer esos límites desde la conexión y el respeto. En un país donde muchas veces se ha normalizado el “gritar para que te escuchen”, la empatía se convierte en un camino alternativo: firme, pero humano.
Reflexión final
La empatía no se enseña con discursos, se modela con acciones. Cuando nuestros hijos nos ven escuchar, validar y tratar con respeto a los demás, ellos también aprenden a hacerlo. Quizás no podamos controlar todo lo que ocurre en la sociedad, pero sí podemos influir en la forma en que nuestros hijos crecerán. Y ahí, la empatía se convierte en una herramienta poderosa para criar con propósito.